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EPPURSIMUOVE

Alumnos-Participación

poesía con mucho cariño, para Juan Antonio

¡Ay Física!

¡Ay Química!

Me cuesta mucho estudiaos

Y os tengo atragantaícas.

Ni Kepler

Ni el famoso Newton

Consiguen que os entienda

Con sus leyes sobre el mundo,

Ni siquiera el mismísimo Juan Antonio

Y su famoso asunto.

Para mí es complicado

Eso de “efe por ge”

Me lo han explicado mil veces

Pero ni con mil veces más lo entenderé.

Es que sois algo difíciles,

Estudiaos no me gusta nada,

Pero siempre me es más fácil

Si estoy atenta a la jugada.

Me suelen decir que soy gandula

Y que soy una vaga

Pero podríais esforzaos un poco

En ser más animadas.

Me gustaríais algo,

Yo diría que bastante más

Si os dejarais de tantas leyes,

Tantas fórmulas y tal.

Arquímedes, Aristóteles,

Copérnico, Platón…

Todos siguen al Real Murcia

Con verdadera pasión.

A través de sus textos

Y su espesa escritura

Nos transmiten un mensaje:

¡Viva el Real Murcia!

La Piedra Filosofal

La Piedra Filosofal

La piedra filosofal es una sustancia que según los creyentes en la alquimia (antigua práctica que tenía por objeto ensalzar la naturaleza inmunda librándola de sus impurezas por el arte del fuego, combinaba elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte; fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio Romano, en el Imperio Islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos) tendría propiedades extraordinarias, como la capacidad de trasmutar los metales vulgares en oro; existen dos tipos de piedra: la roja, capaz de transmutar metales innobles en oro y la blanca, cuyo uso transforma dichos metales innobles en plata. La roja se obtiene empleando la Vía Seca, la blanca a través de la Vía Húmeda; en ambos casos el elemento de partida es la pirita de hierro.

Sus orígenes parecen estar en una antigua teoría alquímica que proponía analizar los elementos Aristotélicos en términos de sus cuatro "cualidades básicas": calor, frío, sequedad y humedad. El fuego sería caliente y seco, la tierra fría y seca, el agua fría y húmeda y el aire caliente y húmedo. Más aún, la teoría propone que cada metal es una combinación de los cuatro principios. Aunque se debe resaltar que después llegaron a la conclusión que los elementos eran azufre, plomo y oro.

De ella se desprende el fenómeno de transmutación, es decir, el cambio de la naturaleza de un elemento en función del cambio en sus cualidades.

La piedra filosofal, o elixir de la vida era algo ansiosamente buscado y codiciado porque se le suponían virtudes maravillosas, no sólo la de conseguir el oro sino la de curar algunas enfermedades y otorgar la inmortalidad. Para la fabricación de oro se buscaba un material que facilitase la mezcla de mercurio y azufre porque se suponía que ese era el camino acertado. A partir de esa mezcla hallarían el noble metal. Estos dos aspectos están relacionados, una característica del oro es que se oxida mas lentamente que otros metales, es decir el oro es "inmortal" por lo tanto si descubrían como formar oro a partir de mercurio y azufre, tal vez podrían hacer que el pobre cuerpo mortal se volviera inmortal.

La leyenda "oficial" de la piedra filosofal es mucho más oscura de lo que aparenta, ya que se dice que la persona que la posee, puede transmutar todo tipo de objetos en oro, pero su uso constante hace que de a poco la persona que la use vaya, casi sin advertirlo, convirtiéndose en oro, esto seria un castigo al abuso de los poderes de la piedra, y a la codicia de la persona.

Los alquimistas, además de buscar con fruición el elixir de la vida, buscaban también la panacea universal, un remedio que se pudiera preparar en el laboratorio, capaz de curar todas las enfermedades o incluso prolongar indefinidamente la vida. La panacea universal fue buscada intensivamente durante la Edad Media.

La etimología de la palabra panacea es una voz griega ‘πανάκεια’ (’panakeia’, diosa griega) que a su vez se transformó en ’panācea’ en latín y que significa ‘remedio universal’. La raíz es ’pan’ (que significa todo) y el nombre ’akos’ (que significa remedio).

 

Orión

 

Constelación de Orión

En la mitología griega Orión (griego antiguo Ὠρίων) era un Gigante, que sirvió de arquetipo para el cazador primordial en la cultura griega. Su mito sobrevive sólo en episodios y referencias fragment rias, y sus significados eran oscuros para la cultura patriarcal de la Grecia clásica, necesitando alguna explicación.

Hirieo, el fundador de la ciudad de Hiria, en Beocia, nunca había conocido mujer pero deseaba a pesar de ello tener un heredero.

Un día, Zeus, Hermes y Poseidón le visitaron en su palacio. Hirieo sacrificó para ellos el buey más hermoso de su manada.

Más tarde les preguntó qué podía hacer para tener un descendiente sin tener que casarse. Para ello, Zeus le hizo traer la piel del buey que Hirieo había sacrificado para ellos y le pidió que orinase encima. Así lo hizo Hirieo. Entonces los tres dioses enterraron la piel en el jardín del palacio y se marcharon.

Nueve meses más tarde, apareció en el lugar donde la piel había sido enterrada un niño al que Hirieo dio el nombre de Orión (de ourina, ‘orinar’). Cuando alcanzó la edad adulta, era tan grande que podía andar por el fondo del mar manteniendo la cabeza y los hombros fuera del agua. Así fue como llegó a la isla griega de Quíos. Fue recibido en la corte del rey de la isla, Enopión, y allí se enamoró de su hija, la princesa Mérope. Enopión quiso librarse de este incómodo pretendiente, para lo que decidió prometerle la mano de su hija si éste libraba a Quíos de todas las bestias que atacaban a hombres y ganado. Enopión estaba convencido de que Orión no lo lograría, pero éste era un excelente cazador y no tuvo ningún problema para cumplir el encargo. Cuando regresó y pidió la mano de Mérope, Enopión se desdijo de sus promesas, el enamorado Orión se enfadó y saqueó el palacio, siendo sin embargo finalmente apresado por el ejército de lanceros del rey.

Como castigo, Enopión le cegó y le abandonó en la playa. Orión marchó entonces directo a través del mar hasta la isla de Lemnos, donde fue atraido por la forja de Hefesto, quien aceptó cederle como lazarillo a su ayudante Cedalión. Así, guiado por el muchacho, Orión regresó al mar y caminó hacia el este para encontrarse con el sol. Durante su camino, recuperó milagrosamente la vista.

Existe una versión más, en la que se cuenta que Enopión, movido por los celos, le sacó los ojos a Orión en castigo para que jamás volviera a ver a Mérope. Así transcurrió su vida, hasta que un día pisó un escorpión sin darse cuenta, siendo picado y muerto por su veneno. Los dioses se apiadaron de él y lo colocaron en los cielos junto a sus dos perros de caza (Can Mayor y Can Menor) y una liebre llamada Lepus. Se dice que por eso persigue a Mérope y las Pléyades, sus hermanas, y huye de Escorpión, al otro lado del cielo. También se dice que ataca a Tauro, una de las bestias que invadieron Quíos.

EL PLANAETA MÁS JOVEN

El embrión de planeta más reciente que los científicos han sido capaces de detectar hasta ahora se encuentra a 520 años luz de la Tierra, camino de la constelación de Tauro y alrededor de una también jovencísima estrella que se conoce con el código HL Tau.

El protoplaneta, que podría tener menos de 2.000 años, apareció por azar en los datos recogidos por varios radiotelescopios mientras los investigadores buscaban pequeños granos del tamaño de guijarros en el disco de polvo y gases que rodea a la estrella.

Cuando sea mayor, este embrión planetario se convertirá en un gigante gaseoso, como Júpiter o Saturno. Su tamaño, de hecho, será 14 veces mayor al de Júpiter, que a su vez es 318 veces más masivo que la Tierra.